Cuenta
una leyenda universal que, hace muchas épocas, las personas eran animales
simbióticos: iban siempre acompañadas de un pájaro diminuto, de plumaje
brillante y canto melódico, que eran como un susurro. Se llamaban Ahora.
Los
Ahoras acompañaban a los humanos día y noche, revoloteando por sus cabezas en
silencio, eran pajaritos muy sabios y sencillos. Cada vez que sus simbiontes
contemplaban un paisaje hermoso, miraban a alguien a los ojos, o vivían
cualquiera de esos mágicos eventos que suelen discriminarse solo por ser
cotidianos, el Ahora les daba un pequeño picotazo en la cabeza de la persona y
cantaba; entonces las personas tenían un Momento de Consciencia. Vivían el
presente con más nitidez y eran felices. De hecho, los Ahoras se alimentaban de
las emociones que se desprendían de estos momentos, y de ahí la simbiosis.
Hay
un antiguo relato Tibetano que se titula «El padre de «Famoso Como La
Luna»» y es muy parecido a nuestro cuento de la lechera.
Ambas
historietas, tanto ésta como la del cuento de la lechera, tienen que ver la
pérdida de tiempo que supone fantasear sobre las opciones del futuro sin estar
anclado al momento presente, y dice así:
Una mañana me fui de Bao Quoc para visitar mi templo como hacía cada mes. Me sentía alegre y feliz por la perspectiva de ver a mi maestro y a mis compañeros del monasterio. Al empezar a subir una colina, oí una voz llamándome. En la cima vi a un soldado francés haciéndome señas con la mano y creyendo que se burlaba de mí por ser monje, seguí andando. Pero de pronto oí el repiqueteo de las botas del soldado corriendo a mis espaldas. Me detuve y le esperé hasta que se acercó.
– ¿A dónde vas? -me preguntó en vietnamita, aunque por su acento deduje que era francés y que su conocimiento del vietnamita era muy limitado. Le sonreí.
La conciencia es la esencia de nuestra existencia. Está todo el tiempo a nuestro alcance y, sin embargo, la mayoría de nosotros no somos conscientes de ello.
Escrito por Òscar Carrera en . Publicado en Blog, Cuentos.
De todos los cuentos, poesías y relatos que compartimos en los cursos de Mindfulness, esta poesía es quizás la que más me hace sentir, hace que mi cuerpo vibre y me conecta mucho con mi estación del año preferida, el otoño. Esperando que la puedas sentir en lo más profundo…