La Bondad, una poesía
De todos los cuentos, poesías y relatos que compartimos en los cursos de Mindfulness, esta poesía es quizás la que más me hace sentir, hace que mi cuerpo vibre y me conecta mucho con mi estación del año preferida, el otoño. Esperando que la puedas sentir en lo más profundo…
La Bondad, una poesía
Antes de que sepas lo que realmente es la bondad
debes perderlo todo,
sentir el fruto disolverse en un momento,
como la sal en un caldo aguado.
Aquello que sostenías en tu mano,
aquello que guardabas y contabas tan cuidadosamente,
todo esto debe perderse para que sepas
lo desolado que puede ser el paisaje
entre las regiones de la bondad.
Como viajas y viajas, pensando que el autobús
nunca parará, y que los viajeros estarán
comiendo maíz y pollo mirando
por la ventana, para siempre.
Antes de conocer la tierna verdad de la bondad,
debes viajar donde el indio con un poncho blanco
yace muerto al lado de la carretera.
Debes ver cómo este podrías ser tú,
cómo él también era alguien que viajaba de noche
con planes y con el simple aliento que lo mantenía.
Antes de que conozcas la bondad
como lo más profundo que tienes,
debes conocer la pena como la otra cosa más profunda.
Debes despertarte con pena, debes hablarle,
hasta que tu voz capte la trama de todas las penas
y así veas el tamaño del paño.
Entonces sólo la bondad tiene ya sentido,
sólo la bondad te anuda los cordones de tus zapatos
y te envía hacia el día a mandar las cartas y a comprar el pan.
Sólo la bondad eleva su cabeza entre la multitud del mundo
para decir “es a mí a quien estabas buscando”
y desde entonces va contigo a todas partes
como una sombra a un amigo.
De Naomi Shihab Nye
Etiquetas: bondad, Mindfulness, Naomi Shihab Nye